
Ribadesella es un municipio rico en pinturas murales. Lo es a nivel rupestre, con los murales prehistóricos de Tito Bustillo -unos de los más importantes del mundo-, también con las escenas sobrecogedoras de su iglesia parroquial de Santa María Magdalena, y más recientemente por la restauración de los murales renacentistas hallados en la iglesia de San Salvador de Moru.
Para poder visitar el interior de la iglesia es imprescindible cita previa. Puedes ver la información de interés y los contactos al final del artículo.
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Mapa: cómo llegar a San Salvador de Moru
Nos acercamos a este templo románico -de sobrio exterior y soprendente contenido- por una carretera comarcal que nos conduce a un paraje inalterado. La iglesia de Moru domina una panorámica cargada de quietud y belleza. Una colina plácida y sacra donde es fácil remontarse a tiempos pasados. Sólo la ruta que nos lleva a este promontorio y las vistas que desde el alcanzamos, merecen y mucho la pena. Pero si además concertamos una visita guiada al interior de San Salvador, entonces nuestro tiempo habrá estado muy bien empleado.
La lucha para recuperar San Salvador
La Iglesia de Moru se yergue solitaria, sin casas ni pueblos a la vista. Su construcción se inició en el siglo XII y algunos de los elementos arquitectónicos se conservan en el Museo Arqueológico de Asturias. Su desgarbada espadaña, de factura decimonónica, es una de sus señas de identidad y permite su fácil identificación en la distancia.
Tradicionalmente era un punto neurálgico de la liturgia y la sociabilidad de un buen número de aldeas de la zona occidental de Ribadesella. Vecinos de Nocéu, Tezangos, Cuevas, El Carmen, La Granda, Sardeu, Soto y Tresmonte, entre otros núcleos rurales, acuden a esta parroquia para las ceremonias de rigor. Se bautizan, se casan, sus almas descansan en paz en el cementerio. Desde siempre, también se congregaban por motivos festivos o asamblearios. Moru era el epicentro social de esta pequeña comarca. Pero desde los años de la Guerra Civil el templo, que fue incendiado, permaneció abandonado y sin techumbre. Sólo la solidaridad entre aldeas y el amor incondicional de los vecinos seguirá dando vida a San Salvador. Durante años, sin importarles las inclemencias, acudieron a los actos religiosos paraguas en mano. La imagen de las misas bajo la lluvia es un fiel reflejo de la resistencia vecinal, de su negativa a darlo todo por perdido. Lo mismo ocurre con el tañido de sus campanas, que no han dejado de sonar desde 1840.
El incendio, que fatalmente trajo las penurias del templo, también dejó el germen de su resurreción. Fueron las llamas las que, abriendo huecos en el encalado de la bóveda, dejaron a la vista indicios y señales clarificadoras de los murales del siglo XVI. A la postre, 80 años más tarde, el valor histórico y artístico de estas pinturas ha supuesto que San Salvador esté incluido en el inventario de Patrimonio Cultural de Asturias, abriendo vías de financiación capitales para protegerla. Las intervenciones estructurales se han sucedido en los últimos años, culminando con la colocación de un nuevo tejado en mayo de 2014.
La Asociación Cultural Iglesia de Moru, constituida en 2008, es la gran artífice de este milagro. Con apenas seis años de vida, y con pulso firme, ha logrado devolver a esta iglesia su dignidad y porte. Además, ha conseguido multiplicar por mucho su interés patrimonial. Las partidas económicas alcanzadas para la restauración de las pinturas han dado frutos excelentes. Como un tesoro enterrado van aflorando por aquí y por allá nuevas figuras y escenas de una belleza singular. Hasta la fecha se han restaurado apenas el 40% de las pinturas que habitan bajo la cal; lo que da una idea de las maravillas que pueden «desenterrarse» aún.
La tenacidad de esta asociación y su ferviente admiración por San Salvador ha sido premiada con el aplauso unánime de todo el mundo. Las distinciones y reconocimientos se suceden. En noviembre de 2014 recibió el «Crismón de Jaca», galardón que concede la Asociación Amigos del Románico. El premio se justificó por «haber apostado por la conservación, restauración y puesta en valor de una iglesia de origen románico que, de no ser por esta asociación, estaría en el suelo». Por el mismo motivo recibió en agosto de 2015 el premio «Farín», uno de los más prestigiosos concedidos en Ribadesella, que entrega anualmente la Asociación Cultural Amigos de Ribadesella.
Las pinturas de San Salvador de Moru
En la amplia cabecera de la iglesia nos topamos con una fortuna.
Las escenas principales de los muros de la bóveda desarrollan temáticas de la Pasión. En la derecha se representa la escena del Prendimiento de Jesús. Rodeado de sus apóstoles recibe el beso de Judas y le asaltan los soldados. El autor desconocido de los murales podría haber firmado con una letra «A» sobre la espada de San Pablo. La secuencia queda dividida por el vano del muro. Sobre él vemos un misterioso un personaje que señala la siguiente escena: Jesús orando junto a dos de sus apóstoles, ya dormidos. A continuación, arrodillado y con las manos en alto, recibe del Ángel los símbolos de la Pasión.
En el muro de la izquierda nos sorprende una Santa Cena de una envergadura fabulosa y de influencia italiana. Jesús aparece con la Sagrada Forma ante una mesa rectangular de gran formato. En primer término y al lado de la mesa más próxima al espectador se representa a Judas con la bolsa de monedas. En el extremo izquierdo, un personaje irrumpe en la estancia con una jarra. En el otro lado, fuera de la escena, aparece un ángel músico, encajado entre dos pilares fingidos.
En la pared situada tras el altar, el autor decidió pintar una alegoría de la buena muerte, con un grupo de personas cantando salmos, un cadáver, y los ángeles que llevan su alma al cielo bajo la atenta mirada del demonio.
Preside la iglesia, desde la bóveda, un Pantocrátor que sostiene el orbe con la corona papal. En este cielo figurado de Moru también están representados el Sol y la Luna, el principio y el fin, la noche y el día.
En opinión de los restauradores, las pinturas de Moru tienen «mucha movilidad» porque el autor nos propone ir leyendo la escena. Por su estilo, sugieren que el autor era experimentado y había visto mucha pintura.
De lo que aún queda por restaurar, las prioridades se centran actualmente en la bóveda y el testero.
Texto: © Ramón Molleda para desdeasturias.com
museojurasico.com